—Cariño...
—Quéeeee.
—¿Estás despierto?
—Qué pregunta más tonta. ¿Qué quieres?
—¿Puedo preguntarte una cosa?
—Quéeeee.
—¿Me sigues queriendo como antes?
—¿Otra vez la preguntita? Qué pesada eres. Todos los días lo mismo. Ya sabes que sí...
—Pero me gusta oírtelo decir... Además, sin nuestro amor no seríamos más que cenizas...
—Síiiii, ya sabes que eres mi sol, mi luna y mis estrellas. Perdona si he sido brusco, pero es que parece que dudas de mi amor...
—No seas bobo, anda...
Y así continuaron, juntos para siempre en su sepulcro.
Ni muertos nos dejan descansar tranquilos. Muy ingenioso.
ResponderEliminarVaya ultratumba que nos espera.
ResponderEliminarBlogsaludos
Si lo hubieran pensado a tiempo, podrían haber solicitado nichos separados y se habían ahorrado la eterna conversación insulsa...
ResponderEliminarMuchas gracias @Cybrghost, @Adivín y @Ariola por vuestros amables comentarios.
ResponderEliminar