jueves, 11 de agosto de 2011

22 - La huelga de las palabras

Anoche soñé que las palabras se declaraban en huelga. No dejarían que nadie las pronunciase ni las escribiese, a menos que fuera con su significado exacto y preciso.

Fue el fin de los embusteros profesionales. ¡Qué delicia ver reducidos al silencio a políticos, periodistas, vendedores, líderes religiosos, abogados, malos profesores! También los ignorantes, los manipuladores y los chabacanos se quedaron sin voz.

Pero las palabras fueron tan estrictas, que tampoco se oyeron más las metáforas de los poetas, ni los juegos de palabras de los humoristas. La tarea de los traductores se hizo imposible. Y nosotros, la gente corriente, nos vimos obligados a ser sinceros. Siempre. Con todo el mundo.

Cuando desperté, no estaba seguro de si había tenido un sueño maravilloso o una pesadilla.

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2 comentarios:

  1. Para que no digas que siempre te alabo y que vas a acabar creyéndotelo este no me gustó. El segundo párrafo me suena mucho a rebote-calentón y los párrafos los veo un poco forzados. Igual necesitaba reposo. La frase final si que me parece un gran cierre.

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  2. Te agradezco tu sinceridad, como siempre, y tendré en cuenta tus comentarios. ¡Un saludo!

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