sábado, 6 de agosto de 2011

19 - El ejecutivo

Llevaba un rato luchando consigo mismo, tratando de darse ánimos. Aún me queda algo de dignidad, se dijo, no puedo hacerlo. Lo que no puedes es permitirte el lujo de tener escrúpulos ahora, le dijo una voz familiar. La de la parte más despiadada de su mente, que tan útil le había sido siempre en las decisiones difíciles. No es cuestión de escrúpulos, intentó convencerse a sí mismo. Si empiezo ahora con esto quizá tenga que seguir haciéndolo todos los días, toda mi vida. Sólo los perdedores se lamentan. Los que se adaptan a las circunstancias son los que sobreviven, insistió la voz. Qué ironía, se dijo; atrapado por los eslóganes baratos de esos libros de management que siempre he tratado de que todos leyeran en mi empresa. Maldita crisis, que me obliga a esto, a lo que nunca pensé que tendría que hacer.

Se quitó la chaqueta, se aflojó el nudo de la corbata, abrió la tapa del contenedor de basura y empezó a rebuscar.

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3 comentarios:

  1. Muy bueno. Ese dilema interior y para una decisión que no se espera.

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  2. Si me sigues echando piropos, acabaré por creérmelos. Muchas gracias por leerme y por tus comentarios.

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  3. Este, en mi opinión, te quedo muy bien. Cuando he visto algo que no también te lo dije. Y mira que detesto hacer análisis de los textos.

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