—¿Hasta cuándo vamos a seguir aquí, esperando? —pregunté, sin dirigirme a nadie en particular.
—¿Y a usted que más le da? —respondió mi vecino de abajo—. ¿Acaso tiene prisa por ir a alguna parte?
—La verdad es que no. Disculpe —y me acomodé lo mejor que pude en mi nicho, resignado a proseguir la eterna espera.
Muy divertido. Y de nuevo me parece un muy buen microrrelato.
ResponderEliminarMe alegro mucho de te haya gustado. Muchas gracias por tus visitas y por tus comentarios, son muy bienvenidos.
ResponderEliminar